El final de la Era de Piscis y el inicio de la Era de Acuario trajeron consigo un cambio en lo tocante a la forma en cómo nuestro planeta percibe las energías provenientes del cosmos que lo mantienen con vida. En la era anterior el principal centro receptor de dichas energías había sido la Cordillera de los Himalayas. En la presente era, corresponde el turno de ejercer idéntica función a la Cordillera de los Andes. Ahora bien, transformar el proceso puramente biológico de recepción de esas energías en un aprovechamiento de las mismas que permitiese utilizarlas para impulsar la evolución de la humanidad, constituía una elevadísima misión que sólo podía ser encomendada a un ser proveniente de los Círculos Celestes que encarnase transitoriamente sobre la Tierra para efectuar dicha misión; ese ser fue Regina.
Regina
Dos de octubre no se olvida
y
El Despertar de Teotihuacan

Autor:
Antonio
Velasco Piña
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