El Movimiento del 68 
y el espacio Sagrado de México




Por el Testigo

-El 68 no se puede explicar sin el 48. En 1948 termina la Era de Piscis, una Era basada en la fe, que tuvo como defecto un énfasis en el fanatismo tanto religioso como político. Y como ventaja, cierto desarrollo de la parte intuitiva de la Humanidad. La Era de Acuario tiene un mayor énfasis en la parte intelectual del ser humano y de los anhelos de libertad. Tiene un impulso cósmico que lleva a todo lo que es planetario, a todo lo que abarca a toda la Humanidad y el eje de captación de las energías cósmicas cambia de los Himalayas, que era donde había estado durante 2 mil años, a los Andes, de Asia a América.

Por la polaridad Norte/Sur que se da en todo -el Norte siempre es más activo- entonces se necesitaba que el primer centro que se reactivara fuera el de México. Regina es la capacitada en los Himalayas para iniciar el proceso de despertar de los Andes. El 68 es el primer acontecimiento importante de la Era de Acuario. Si un grupo lo manejó con una finalidad política, eso no quiere decir que no haya otros grupos con otras finalidades y la central fue la espiritual. 

El movimiento del 68 fue planetario y en todos los casos siguió un mismo esquema: no lo inician los partidos políticos. El Partido Comunista Mexicano se ve rebasado. Y es casi cómico: en los países capitalistas acusan a los partidos comunistas de generarlo y en los países comunistas, los gobiernos acusan a la CIA y a los Estados Unidos. Si somos honestos, veremos que las demandas que se hacían no entrañaban la típica finalidad política: quitar a un grupo político para poner otro. Eran cosas más integrales como recuperar la imaginación, alcanzar la justicia, la no violencia una recuperación del sentido de respeto a la Tierra, que es un organismo vivo. Esto no tiene nada que ver con los enfoques políticos de la época.

Una de las más grandes místicas vivas, Josefina Chacinto que vive en Venezuela, que estudió hasta tercer año de primaria y que escribió un libro de teología que se llama La Tierra Nueva, encuadra a Regina dentro del Apocalipsis. Entonces tardará tiempo para que la visión que los místicos tienen sobre Regina se comprenda y se entienda también al 68. Pero los Grandes Maestros nunca dan la cara, guían todo desde la sombra. Siempre ha pasado lo mismo. En el siglo I, la mayor parte de la gente no entendió lo que había hecho Cristo. Cristo fue un redentor, Regina sólo es una despertadora de conciencias volcánicas. Si la Virgen de Guadalupe es la representación de lo sagrado cósmico femenino tutelar de México, Regina es lo mismo pero en el terreno humano, encargada de velar por México en el sentido físico, es un personaje histórico. Realizan la misma función pero en planos distintos. Cada quién capta a Regina desde el nivel de conciencia que tiene.

Por todo eso, los líderes del CNH [Consejo Nacional de Huelga] nunca van a tener claro lo que sucedió en 1968 porque desde el principio entraron al movimiento con un enfoque puramente político, no pueden entender la totalidad. Es ingenuo suponer que el país entero se movilizó porque se estaba pidiendo que se quitara al jefe de la policía de la Ciudad de México y dos artículos del Código Penal, uno de los cuales era bis, o sea que no era tan importante. Esa gente se movilizó por un sentimiento profundo, espiritual, que era el despertar de México. La frase que movilizó fue “México-despierta-México”. Quizá los muchachos del CNH creían que sólo era un slogan pero para la gente era una tarea vital. Si para ellos el despertar era sólo político no entendieron por qué en el momento en que se suspende el movimiento la gente ya no los apoya ya no pueden reunir ni a 500 personas.

Ahora critican al gobernador de Tamaulipas porque no entienden que es ya un político de la Nueva Era, es plenamente válido que se establezcan intercambios de tradiciones religiosas como la católica y la hindú. Ahora puede causar burla, pero es un proceso que está en marcha desde las instituciones políticas que se transforman.

Y México es el centro de estas transformaciones. La identidad nacional está en volver a considerar a México como un espacio sagrado que tiene funciones especificas en la sacralización planetaria. No es sólo una República es un espacio sagrado, como lo consideraron los prehispánicos. Habiendo una base espiritual común, todo lo político y lo económico se tendrá que replantear.


Fuente: Nexos